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17 febrero, 2019

Delincuencia menor ( vidas.zip en @elmundo.es )

 

 

Es una de esas noticias que dicen poco al lector, una de esas que se parapetan tras una estadística, que viene a ser la más eficaz manera de enmascarar y descafeinar la realidad: en Cataluña, los delitos han aumentado el año pasado el 11%. Es, dicho sea de paso, la comunidad que ostenta el récord de subida de la delincuencia en el conjunto de España, y la magnitud del repunte -dos dígitos-, lo bastante significativa como para que en cualquier lugar del mundo desarrollado saltaran todas las alarmas y hasta rodara alguna cabeza. Sin embargo, y como es sabido, en Cataluña y en España estamos a otras cosas.

Y ese estamos, de una u otra forma, nos incluye a todos. Si has de serte sincero, también a ti la noticia te habría pasado más bien inadvertida, en circunstancias normales. Sobre todo, porque viene acompañada de una explicación apaciguadora: los delitos graves, homicidios y similares, siguen siendo en tierras catalanas tan escasos como en el resto del territorio nacional. El aumento que señalan las estadísticas se registra sobre todo en el ámbito de la llamada delincuencia menor: robos y hurtos.

La razón por la que se convierte para ti en la noticia de la semana (de una semana en la que el medio Gobierno autonómico que no tomó las de Villadiego en 2017 se sienta en el banquillo del Tribunal Supremo, el Congreso tumba el proyecto de Ley de Presupuestos y el presidente del Gobierno anuncia elecciones) es a la vez desdichada e insoslayable. Tienes vínculos familiares con Cataluña, y a causa de ellos, entre otras cosas, la bisabuela de tu hija vive allí, en una ciudad de la periferia barcelonesa. Es una mujer de 92 años, que sacó adelante a ocho hijos y que se ha pasado toda la vida trabajando. Que de hecho sigue activa, y que hace unos días iba con su carro al supermercado a hacer la compra, como tantas otras veces, cuando un desalmado se le acercó por detrás, le dio un empellón por la espalda y la arrojó al suelo para quitarle el bolso y poder robarle los 30 o 40 euros que llevaba. Una vez que tuvo su botín, la dejó allí tirada y subió a un coche que lo esperaba para darse a la fuga.

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About Lorenzo Silva
2 Comentarios
  1. Indignación e impotencia.
    En mi ciudad no se ve nunca policía por la calle.

    Desde el día 12 tenemos en la puerta del juzgado una patrulla 24 horas. ¿Para defendernos ? .

    Lo mejor para la bisabuela de tu hija y su familia .

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