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6 enero, 2021

Regalo de Reyes

No está disponible todavía, pero lo estará muy pronto, en febrero. Lo que veis es la cubierta de la reedición —revisada— de El nombre de los nuestros, en el 20 aniversario de su publicación y el centenario del llamado Desastre de Annual, el desdichado y trágico episodio en el que está inspirada y ambientada la novela.

Para la reedición hemos querido darle al libro una nueva cara, gracias al pintor Augusto Ferrer-Dalmau, que se ha inspirado en un pasaje del libro —trasunto de un hecho real—: el enterramiento de los cadáveres de los soldados muertos en la posición costera de Sidi-Dris por sus propios compañeros, que estaban entonces prisioneros de los rebeldes rifeños a las órdenes del caudillo Abd el-Krim, el artífice de la derrota española.

He revisado el texto cuidadosamente, enmendando algunas imprecisiones y depurando algunos detalles formales, para dejarlo en el estado más limpio y aseado posible. Este, quienes me conocen lo saben, es un libro importante para mí. Entre otras cosas, porque bebe de las experiencias de mi abuelo, Lorenzo Silva Molina, uno de los jóvenes a los que enviaron a morir a aquella guerra, pero que se las arregló milagrosamente para sobrevivir. Gracias a ello estoy yo aquí hoy escribiendo en este blog.

También he aprovechado para recoger las sugerencias y precisiones que tras la lectura de la primera versión me hizo llegar amablemente el capitán de navío José Pery, buen conocedor no sólo de la Armada sino de sus usos, costumbres y equipos en aquella época, cuando la llamaban la Marina. Gracias a él he podido mejorar el relato de la parte naval de la historia, que es importante, porque las dos posiciones donde se centra el relato eran costeras y se intentó —y en el caso de una de ellas, se logró— su evacuación por mar. Me importa mucho dejar aquí constancia de este agradecimiento porque tristemente el capitán Pery nos dejó hace poco y no podrá ver esta edición. Donde esté, que no deje de llegarle el tesimonio de mi gratitud.

He añadido también un largo post scriptum, que me ha parecido por diversas razones necesario. Lo descubriréis en el propio libro, pero os adelanto aquí cómo comienza.

«A la memoria de los que no tienen nombre» está consagrada la construcción histórica según Walter Benjamin, que así lo escribió en una nota a sus conocidas tesis Sobre el concepto de Historia. Tiene uno serias dudas, como las tenía el propio Benjamin, de que buena parte de la historiografía acepte esa misión y la responsabilidad que lleva aparejada. Los libros de Historia, y no digamos los manuales escolares, tienden a explayarse en el recuento de las hazañas y los desmanes de los personajes ilustres, mientras ignoran las cuitas de los que están a pie de obra: esos seres anónimos cuya peripecia queda velada y cuyo perfil se traga para siempre el olvido.

El nombre de los nuestros, desde su mismo título, proclama su radical compromiso con los peones de la Historia. En este caso, con los cerca de diez mil soldados que en el verano de 1921 perdieron la vida en el territorio del Rif comprendido entre Annual y Melilla y acabaron en su inmensa mayoría sepultados en fosas comunes, después de pudrirse al sol durante meses. Nunca sabremos el número exacto y nunca tendremos la lista de sus nombres. Las autoridades de la época no consideraron necesario hacerla, y los historiadores que con celo encomiable lo han intentado en los cien años transcurridos desde aquel desastre no han podido pasar de ofrecer aproximaciones al censo de los caídos, tan arduas como incompletas. Por eso elegí representarlos a través de personajes de ficción, con nombres también ficticios, para no honrar en mi relato literario la memoria de unos por encima de la de otros.

Este es mi particular regalo de Reyes para aquellos que a lo largo de los años habéis valorado esta novela y me habéis ayudado a celebrar haberla escrito. Llegará con algún retraso, pero espero que os guste.

Como los demás que os hayan dejado hoy SS.MM. Que son las mejores, las que nunca fallan ni tienen que prometer que no volverá a ocurrir.

Felices Reyes.

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5 Comentarios
  1. Ismael Escobar Rodriguez 7 enero, 2021 a las 3:05 pm Responder

    Buenas tares,
    Efectivamente. En julio de 2021 se cumplirán 100 años del episodio llamado “Desastre de Annual”. Una excelente excusa para reflexionar sobre un hecho que, además de tener valor en sí mismo (enmarcado en la Guerra de Marruecos, que comenzó en 1909), en mi opinión, sirve también para explicarnos, al menos parcialmente, los acontecimientos que ocurrieron en el país quince años después.

    Una buena forma de empezar sería relacionar aquellos libros y textos que se han ocupado de este asunto. Aquí va mi pequeña y limitada relación, que seguro no es la mejor ni la más exhaustiva. Por empezar por algún sitio:

    • Imán (Ramón J. Sender)
    • Historia secreta de Annual (J. Pando)
    • El expediente Picasso (las sombras de Annual) (J. Picasso)
    • 18 meses de cautiverio (E. Pérez Ortiz)

    Y por supuesto, los cuatro libros de Lorenzo Silva sobre el tema. En especial, El nombre de los nuestros, al que dedica la entrada del blog y muy recomendable, sobre todo en breve con esa reedición revisada y ampliada que se nos anuncia

    Saludos cordiales
    Ismael Escobar

    • Totalmente de acuerdo, Ismael. Imposible entender la España posterior, hasta hoy, sin ese desolador episodio.

      Suscribo todas tus recomendaciones. Añadiría las (por desgracia difícilmente encontrables) Memorias del cautiverio del sargento Basallo. Fueron una fuente muy importante para mí, a la hora de novelar el tiempo que uno de los protagonistas se pasa en manos de los del Abd el-Krim. El libro de Pérez Ortiz habla del cautiverio de los oficiales, que no fue menos duro, pero tuvo circunstancias diferentes del que padeció la tropa.

      Saludos y mi agradecimiento.

  2. Ismael Escobar Rodriguez 16 enero, 2021 a las 5:44 pm Responder

    Buenas tardes,

    Efectivamente es Francisco Basallo Becerra. Y es curioso el presunto origen del libro que mencionas. Al parecer, en junio de 1923, se publica un libro con el título de «Memorias del sargento Basallo» escrito por Álvaro de la Merced y en el que dicho sargento incluso escribía el prólogo. Parece ser que el protagonista de la obra, no quedó muy conforme con esas memorias que le habían escrito y decidió escribir el mismo sus verdaderas memorias basadas en su diario. Se publicaron con el título que comentas: «Memorias del cautiverio». Y ciertamente no es un libro fácil de encontrar, salvo en subastas de libros de segunda mano. Seguro que es otra excelente fuente de reflexión, en relación al cautiverio de la tropa tras el Desastre de Annual. Recordemos, si no me equivoco, que estuvieron prisioneros hasta enero de 1923 (unos 18 meses). Según diversas fuentes fueron 492 los cautivos y fueron finalmente liberados 326, lo que implica que el 34 % murieron durante dicho cautiverio. La gestión de su liberación y las diferentes vicisitudes de los implicados en la misma daría para un libro. Una prueba más del cruel desprecio a aquellos que se enviaron como carne de cañón a una empresa disparatada.
    Con afecto,

    • Tengo el libro de Basallo en mi estantería marroquí. Es una de las joyas de mi biblioteca. Un relato de una honestidad y una humanidad infecuentes. Merecería reeditarse.

      • Ismael Escobar Rodriguez 17 enero, 2021 a las 10:33 am Responder

        Pues ojalá. Sería una muy buena aportación, del ámbito editorial, a la reflexión sobre este centenario. Un testimonio directo desde la primera linea, cien años después…

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