El alquimista impaciente

2000

  1. El resumen del editor

    Un cadáver desnudo, sin rastros de violencia, aparece atado a una cama en un motel de carretera. ¿Se trata o no de un crimen? El sargento Bevilacqua, atípico investigador criminal de la Guardia Civil, y su ayudante, la guardia Chamorro, reciben la orden de resolver el enigma.

    La investigación que sigue no es una mera pesquisa policial. El sargento y su ayudante deberán llegar al lado oscuro e inconfesable de la víctima, a su sorprendente vida secreta, así como a las personas que la rodeaban, en su familia, en la central nuclear donde trabajaba. Y desentrañar un cada vez más complejo entramado de dinero e intereses que los llevará a varias ciudades. Pero la clave, como en la alquimia, está en la paciencia; la que necesitarán los investigadores y también la que les faltó, de uno u otro modo, a los personajes con los que se tropiezan en su búsqueda.

    Una novela de corte policíaco que es mucho más que un relato de intriga, y en la que descubrir a la víctima es casi más importante que descubrir a su asesino. Como en los libros de Chandler y Hammett, no se trata de resolver un crimen como quien resuelve un acertijo, sino que hay que sumergirse en las circunstancias y personajes que rodean la muerte, en su trasfondo social.

  2. Un apunte del autor

    Esta novela fue escrita entre junio y septiembre de 1999. La primera idea databa de al menos tres años antes, cuando se insinuó en mi mente la posibilidad de recurrir a Chamorro y a Bevilacqua para hacer una aproximación novelesca a cierta fauna de la sociedad española actual, y a ciertos impulsos más bien insensatos que en nuestra sociedad mueven a numerosas personas. Por lo demás, intenté hacer un digno relato policial, que no es tan fácil como algunos parecen querer dar a entender, y como siempre, una historia que estimulara al lector. Con el resultado en la mano, creí que podía presentarla al Premio Nadal, y así lo hice. Ganó la edición del 2000 y llegó a muchos lectores, que es lo mejor que le puede pasar a un libro. Su salida en edición de quiosco, en el otoño del 2000, fue una gran noticia para mí. Toda mi juventud lectora se nutrió de libros baratos. Por eso es un honor y una satisfacción ver una novela mía convertida en libro barato, accesible a cualquiera (o casi).

  3. La cal de la crítica...

    «El lector agradece sobre todo lo bien desarrollada que está la relación de esta pareja de guardias civiles, nada convencionales, cuyos diálogos y silencios, matizados y llenos de sutilezas o de humor, valen para mostrar que Lorenzo Silva es escritor. Sabe, incluso cuando se trata de hacer bien un reloj suizo, de género, de serie, salir airoso, porque tiene talento para distinguirse en los matices, en los sutiles goznes donde un personaje se sale de lo consabido, donde una situación precisa de un artista y no sólo de un artesano.»

    (José M. Pozuelo Yvancos, ABC).

  4. ...y la arena

    «Parodias de Chandler (escena del investigador junto a la piscina donde se baña la hija del rico) y lenguaje de detective intelectual en boca de sargento militarizado, no son los mejores argumentos para recomendar esta novela que, acaso con menos pretensiones, se podría haber llamado El caso de la central nuclear, mejor que esa referencia pomposa a la impaciencia del alquimista económico moderno, que tampoco consigue el oro interior. Se podría decir lo mismo de la novela.»

    (Joaquín Arnáiz, La Razón).

  5. Comentarios
    4 Comentarios
    1. Hola, muy buen libro. Por qué utilizas el nombre de Trinidad para un hombre, cuando es más común verlo en mujeres? Seguro que no es casual y obedece a algún motivo. Gracias.

      • No es casual. Conocí a un Trinidad, y eran divertidos los equívocos que con él se producían todo el tiempo. Aunque nada tiene que ver con el personaje de la ficción.

    2. Buenas,

      Hemos leído el libro en el club de lectura al que pertenezco, puede que sea la nota discordante o la mosca cojonera pero mis compañeros dicen que mato a Trinidad por dinero pero pienso que Zaldivar quería verlo muerto o al menos ridiculizado porque osó a tener una relación con su hija, sin su permiso, ese premio incanzable a una persona que aunque muy lista y falsamente “buena” no era digno de estar con su hija

      Me podría despejar esa duda

      Muchas gracias por tener esta oportunidad, de verdad que me ha sorprendido muy gratamente

      Un saludo

      • Bevilacqua no consigue estar nunca en la cabeza de Zaldívar, ese es el inconveniente de la investigación criminal, cuando el sospechoso no confiesa qué hizo ni por qué. Sin embargo, me atrevo a suponer que su conjetura no está descaminada. Esas cosas cuentan y pesan en el ánimo de quienes acaban decidiendo dehacerse de una persona. Saludo cordial de vuelta.

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