El urinario

  1. El resumen del editor

    Texto construido desde una advertida ilusión documental y precedido de una nota donde el autor nos invita a leer sus jóvenes palabras conjuntamente con otras dos novelas escritas con posterioridad (La flaqueza del bolchevique y El ángel oculto) El urinario, de Lorenzo Silva, nos introduce en el territorio obsceno de dos cartas en las cuales la subjetividad de un exitoso y joven asesor bancario rumia sus frustraciones, sus fantasías, sus sueños y su crítica visión del mundo al que pertenece: «En casi todos los momentos señalados de mi vida, ha habido un urinario», confiesa el personaje; para completar, más adelante»[…] el urinario, donde se vierte la destilación de toda la inmundicia del alma». En efecto, la atmósfera asfixiante del desencanto, la lúcida ironía de la autocrítica y los fantasmas que habitan en la escritura de las cartas, convierten esta novela-urinario en una gran metáfora que reproduce ese momento de intimidad por todos alguna vez (o frecuentemente) experimentado: cuando en la soledad de un pequeño cuarto, vacío como una página, arrojamos rabias, decepciones, ocultos e insatisfechos deseos… contra el rostro mudo que nos contempla, irremediable como la vida, desde el espejo.

  2. Un apunte del autor

    Esta novela fue escrita entre junio y octubre de 1994, o lo que es lo mismo, cinco años antes de su publicación. Ésta se fue retrasando porque siempre se colaban otras novelas que interesaban más a los editores. Al fin, la estupenda editorial Pre-Textos le ofreció a esta Cenicienta una inmejorable oportunidad de salir a bailar, y ella se apresuró a aprovecharla. En la nota que abre el libro pueden leerse unas líneas que son la mejor explicación que he atinado a dar de esta novela. Por eso os pido permiso para copiarlas sin más: «De un modo bastante laxo forma una trilogía con La flaqueza del bolchevique y El ángel oculto. Estas dos novelas presentan tonos y asuntos muy diferentes, y muy diferentes entre sí, pero tienen en común con El urinario que las tres aluden a las nostalgias y las pérdidas de los estafados por el modo de vida que la actual organización del mundo impone a la mayoría de las personas. Tengo la sensación, equivocada o no, de que esas personas (personas normales, que no anodinas, porque casi nadie lo es) tienden a estar insuficientemente representadas en la literatura (que prefiere ocuparse de seres bohemios, excesivos o desorbitados, a veces inexistentes). Esta laxa trilogía vendría a ser mi homenaje a ellas. Si alguna reconoce en El urinario sus preocupaciones y sus inquietudes, me permitiré considerar que no erré al publicarlo.»

  3. La cal de la crítica...

    «El urinario, pese a su brevedad, consigue tener el innegable valor testimonial de una época, la de hace un lustro que propugnaba la ausencia de los sentidos en el mundo del nihilismo yuppie.»

    Pedro M. Domene, Ideal.

    «Retrato de un espíritu y, en cierto modo, de un sector social muy cercano, alimentado por los modelos de una sociedad con ínfulas neocapitalistas, El urinario tiene un innegable valor testimonial -apoyado en una prosa de indudable eficacia- que podrá apreciarse mejor a medida que pasen los años.»

    Ricardo Senabre, El Cultural.

    «El personaje principal de Lorenzo Silva aparece en un congreso en Bonn sobre unos cambios en las leyes económicas de la Unión Europea, escucha las ponencias, habla con otros colegas, no se sabe si cortejar a Véronique. Luego se va al hotel, se tira en la cama y empieza a hacer ‘zapping’. No es que su mundo sea despreciable, escaso de sustancia o demasiado amuermado. Muchos lo quisieran para ellos, y muchos también lo considerarían fascinante: hoteles caros, gente de muchos países hablando de fantásticas cifras de dinero…Pero al protagonista de ‘El urinario’ todo esto le parece insuficiente y lo califica de «basura». El personaje recuerda a veces a esos vendedores de seguros de la literatura norteamericana, o a los oficinistas de Kafka, pero ahora con visa platino y reloj de buena marca.Lorenzo Silva publicó esta novela en 1999, en la editorial Pre-textos, y ahora la reedita Destino. Según un prefacio del escritor, se emparenta con otros dos libros suyos, ‘El ángel oculto’ y ‘La flaqueza del bolchevique’. No sé si está a la altura de estas últimas. Pero, sí, es sin duda una de esas pequeñas grandes obras».

    Iñaki Esteban, El Correo.

  4. ...y la arena

    «…el narrador (que no se escapa que es el propio autor) cuenta (…) un viaje al interior del propio yo (…) el interior de un personaje que por lo demás se antoja bastante anodino, vulgar y romo (…). He aquí uno de los principales inconvenientes de este texto: o el autor se deja la piel y la sangre, hurga en las heces del alma y las vomita, o este tipo de narración carece de interés y cae en lo inane. Silva se equivoca en esto (o tiene demasiado miedo al infierno) y en la elección de un lenguaje que cae con demasiada frecuencia en lo retórico y se aleja definitivamente del estado de conciencia de su narrador.»

    Luis de la Peña, El País.

    (Obsérvense, como curiosidad, las simpáticas y audaces conclusiones que a veces puede alcanzar el crítico no ya sobre la obra, sino sobre el autor mismo; aunque este señor ni es mi psicoanalista ni sabe demasiado de mi vida, mucho menos de mis temores o mis infiernos).

  5. Comentarios

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