Blog

15 marzo, 2020

Diario de la alarma – Día 0

Confinado aquí

14 de marzoMe gustaría poder hacerme médica ahora

Hoy se ha decretado, finalmente, el estado de alarma. El virus nos ha obligado a reconocernos como lo que desde hace demasiado tiempo nos negamos a ser: una comunidad humana que navega en el mismo barco, y en la que las ventajas individuales o grupales tan sólo son un espejismo que depende del esfuerzo de todos para mantener la nave a flote. Mi hija Núria, la más pequeña, lo ha visto con sólo siete años: desde siempre quiere ser paleontóloga, pero hoy ha dicho, con un realismo y una cordura que echo de menos en personas con más años y presunto uso de razón, que si no puede encontrar ningún dinosaurio nuevo, que ya sabe que es muy difícil, le gustaría ser médico para ayudar a los enfermos por la epidemia. Y a continuación ha declarado, con toda gravedad: «Me gustaría poder hacerme médica ahora, pero claro, sé que soy todavía muy pequeña para eso.»

Sabe también, porque se lo hemos dicho, que ser muy pequeña la mantiene a salvo del virus; lo que le preocupa es no poder ayudar a quien no lo está. Ojalá se preocuparan igual todos los que se han tomado este sábado como un día de fiesta. Todos los adolescentes, postadolescentes y post-postadolescentes que creen que como el virus no va con ellos la cuarentena es ocasión para el jolgorio. Por suerte, un médico les ha grabado un videomensaje que hasta los más lentos y obtusos podrán entender sin ninguna dificultad. Me he ocupado de difundirlo por mi red social zombi, la única que tengo, desde que decidí que andar tuiteando es una actividad potencialmente incompatible con el sosiego, la reflexión y el análisis crítico —y autocrítico— de los que no necesariamente nace la sabiduría, pero sí la única esperanza de no acabar convertido en un completo desnortado.

Hay que celebrar el mensaje del gobierno, este estado de alarma con el que advierte al fin de la gravedad inaudita de la situación y de la responsabilidad individual y colectiva que nos exige, después de tantos errores (en otro momento, no ahora, habrá que examinarlos y extraer las lecciones correspondientes). Nos moviliza a todos, pasando por encima de particularismos secundarios y fútiles discrepancias ideológicas. Y para asegurar nuestra lealtad activa todas las palancas del Estado, incluso aquellas que parece normalmente existir cierto complejo en accionar, como las Fuerzas Armadas. Ahí están por algo, y disponer de ellas y de sus capacidades es lo que distingue a los países de verdad de los simulacros.

He discrepado a menudo del presidente de mi gobierno, de la presidenta de mi comunidad autónoma, y ni siquiera he podido votar al alcalde de Illescas, la ciudad donde normalmente trabajo, paso todos los fines de semana y me he confinado con mi familia. Pero mientras dure esto, y afronten como están haciendo el desafío en interés del conjunto de la ciudadanía, estoy lealmente a sus órdenes.

Esto, chicos y chicas, no es un videojuego.

Actualidad, Diario de la alarma
About Lorenzo Silva
Un Comentario
  1. Pequeña joya de blog, Lorenzo. Emociona esa encantadora hija tuya. Abrazos virtuales. Ramon

Deja una Respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *