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24 agosto, 2023

Eneas y sus vencidos

Este 2023 es un buen año para que los lectores españoles nos acerquemos a la Eneida. Para revisitarla, aquellos que ya la conozcan, y para descubrirla, aquellos a quienes todavía les cabe esa fortuna. Lo propicia la nueva traducción que ha publicado la editorial Reino de Cordelia, a cargo de Luis T. Bonmatí, quien ha vertido los hexámetros latinos en endecasílabos castellanos. Con ello, si bien sacrifica la literalidad, contribuye a que la lectura sea más fluida y amena. Y como la edición es bilingüe, el lector siempre puede cotejar con el original, lo que le hará advertir que el traductor se atiene con lealtad a la obra de Virgilio, de la que acierta a trasladar la plasticidad de las descripciones, la emoción de los lances, la rara hondura de las ideas y de la mirada.

Es la Eneida el relato de la epopeya de unos vencidos, los supervivientes de la destrucción de Troya, que vagan en busca de un nuevo hogar a las órdenes de Eneas, un héroe que es a la vez valeroso e inseguro. Se siente respaldado por los dioses en su búsqueda de una nueva patria para los troyanos, pero a cada paso, mientras trata de alcanzar su destino, se pregunta lo que debe hacer, y si están justificados los males que ha de causar para llevarlo a cabo. Es, también, un troyano que no rehúsa aliarse con un griego, como lo eran quienes arrasaron su ciudad, para así imponerse a los latinos que no lo quieren en Italia.

Virgilio escribió su poema, en la estela del griego Homero, a petición de Augusto para cantar la gloria de Roma, heredera de aquellos fugitivos que finalmente lograron su propósito. Acertó a plasmar en su epopeya y en el carácter del héroe el espíritu de un pueblo que mantiene la fe en sí mismo pero sin que ello le impida enfrentarse con un pragmatismo estoico a la adversidad: «la sola salvación del vencido es no esperar salvación alguna».

Abundan en estos tiempos los vencidos al estilo de Eneas y aquellos troyanos. Huestes y líderes más o menos desairados, que añoran el esplendor perdido de su Troya particular, y que reaccionan de maneras diversas a la contrariedad de haber sido desalojados de sus confortables muros. Los hay iracundos, los hay también arrogantes, los hay, en fin, que se niegan sin más a aceptar que no gozan del favor que antaño les dieron los dioses. Quizá no les viniera mal acercarse a la peripecia y el talante de Eneas, que supo trocar una derrota en una conquista, y a unos parias en los artífices de la ciudad que ganaría un imperio.

En fin, sólo es un poema. Pero resulta inspirador.

(Publicado en diarios del Grupo Vocento el 15 de agosto de 2023).

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