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18 noviembre, 2021

Se nos ofreció

Con muy sutil perspicacia, sitúa Alfonso Pérez Medina en el frontispicio de su libro No lo sé, no recuerdo, no me consta una frase pronunciada por un personaje de alta alcurnia, que ante el escándalo que desató su vacunación anticipada manifestó con toda naturalidad: «Se nos ofreció y accedimos». El libro de Pérez Medina, que bien podrían colocar las librerías en el estante que corresponde a la literatura de terror, contiene un repaso a las tramas de corrupción de los últimos años en España. No están todas, pero sí las más llamativas, las que ofrecen los detalles más obscenos, alarmantes y deprimentes. Y aunque recibir esa vacuna saltándose el turno no fue una conducta corrupta, sí que implica una percepción de privilegio y sustracción a las reglas a las que se somete el resto que ayuda a explicar el fenómeno.

Leyendo el libro de Pérez Medina advierte uno que los que se daban a saquear el erario en beneficio de sus partidos y de sí mismos lo hacían, entre otras razones, porque sentían que por ser quienes eran y por estar donde estaban se les ofrecía una ocasión que no podían —ni debían— desperdiciar. Ganar unas elecciones no implicaba para ellos una responsabilidad grave, la de sacar adelante los asuntos comunes de una manera digna y a la altura de las expectativas puestas en ellos y en las siglas a las que representaban, sino una suerte de patente de corso para trasvasar la riqueza de todos a sus cofres y los del partido. Y la práctica, como desvela el historiador Paul Preston en otro libro desmoralizador, Un pueblo traicionado, viene de antiguo. Señala el autor británico sus orígenes en la muy corrupta Restauración, que no sólo consagró el amaño electoral o pucherazo —de esa época data el vocablo— sino también el desvalijamiento febril de la caja común durante el turno en que se la administraba.

Pero podría irse aún más atrás. Allá por 1845 los vecinos de Malcocinado, en Badajoz, y Pina, en Castellón, vieron cómo la Guardia Civil detenía a sus respectivos alcaldes, igual que siglo y pico más tarde detendría, en el marco de la Operación Púnica, a los de Valdemoro, Parla o Collado Villalba. Lo que la Benemérita recién fundada había descubierto era que los ediles amparaban a las partidas de bandoleros que robaban a sus vecinos. Como los pastores que se comen sus ovejas en El coloquio de los perros de Cervantes. Como los que aún hoy se gastan miles de euros en colocar amigos como asesores. Les cuesta pillar que no, que no se les ofrece. Que se lo llevan ellos, contra nuestro deseo.

(Publicado en diarios del Grupo Vocento el 9 de noviembre de 2021).

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